Examina tus pechos, salva tu vida
En lo referente a la salud de las mujeres, uno de los imperativos sagrados es el autoexamen mensual de las mamas. Se dice que es una forma de salvar la vida, pero la verdad es que hay pocas mujeres que lo haagan mensualmente y de la forma en la que se les indica.
En general, el rechazo o la renuencia a hacernos el autoexamen de manera periódica responde a una razón principal: el miedo a lo que podemos encontrar.
En este sentido nos resulta muy duro obligarnos a pensar en el cáncer cada mes; esto se debe a que sabemos (probablemente de manera inconsciente) que todo aquello en lo que centremos nuestra atención tenderá a expandirse.
La anatomía de los senos
Lo primero que debemos saber antes de examinar nuestros pechos es cuál es su estado normal y qué tipo de cambios podemos encontrarnos. Un momento ideal para tomar conciencia y hábito es comenzar a examinarnos tras el análisis de un especialista.
Según te esté reconociendo las mamas tu médico, pídele que te diga qué nota al palparte. Repítelo tranquilamente tú misma cuando llegues a casa y apúntalo en un papel. Recuerda frotarte las manos antes para calentarlas y explórate con ternura, cuidado y paciencia.
Los cambios hormonales
Como aspecto básico cabe destacar que los senos son órganos glandulares altamente sensibles a los cambios hormonales del cuerpo, por lo que pasan por variaciones que se suelen sincronizar con nuestro ciclo.
El sistema genital
A su vez, están íntimamente ligados al sistema genital, por lo que la estimulación de los pezones generará cambios en el clítoris, así como el aumento de la secreción de prolactina y oxitocina (hormonas que potencian la vinculación afectiva, el deseo sexual y las contracciones uterinas).
El sistema glandular
Como parte esencial del complejo sistema glandular está el tejido mamario y su prolongación axilar. Asimismo, los ganglios linfáticos drenan todos estos tejidos. Hay mujeres cuyos senos se palpan más granulados en sí mismos o con las variaciones del ciclo.
Los pezones
Por último están los pezones. Los hay de todos los tamaños, colores y formas; además, es habitual que haya un pezón más grande que el otro. Podemos encontrarnos con mujeres y hombres que tienen tres pezones.
"En definitiva, aunque el estado natural y normal de nuestros senos debe ser siempre supervisado por un profesional periódicamente, a nosotras nos corresponde tratar de controlar, mes a mes, que no se produzca ninguna anomalía.
Es una responsabilidad que no podemos eludir, pues de ella depende nuestra vida."